Vamos a centrarnos ahora en las características
psicopedagógicas del alumnado que se encuentra en el primer ciclo de la
Educación Primaria, con edades comprendidas entre los seis y los ocho
años, mayoritariamente. Por lo tanto, se señalan a continuación las
peculiaridades consideradas más relevantes en los alumnos y alumnas del
primer ciclo, para fundamentar la posterior actuación del profesorado en
el aula. Así, los niños y niñas de seis a ocho años:
- Se encuentran en un estadio de operaciones
concretas, lo cual supone la necesidad de manipular (los objetos, el
lenguaje...) para alcanzar los conceptos que se proponen, aunque éstos
sean aún muy elementales.
- Hacen girar la realidad en torno a su propia actividad.
- Identifican y manejan símbolos y signos, lo que les permite aprender e incorporarse a códigos convencionales.
- Tienen conciencia de la permanencia del objeto, de
sus cualidades y de la importancia de sus cambios. Por ello, se hace
posible trabajar sobre nociones físicas y matemáticas y con procesos
cíclicos de transformación.
- Disponen de un pensamiento sincrético y analógico,
lo cual significa que relacionan los elementos por yuxtaposición,
perciben globalmente la realidad, establecen analogías sin realizar
análisis y no efectúan deducciones, procediendo inductiva e
intuitivamente.
- Poseen una inteligencia "práctica", por lo que
conocen a través de su experiencia personal y cotidiana, aunque
evolucionan progresivamente hacia la lógica.
- Van adquiriendo paulatinamente el pensamiento
causal, que les facilita la explicación de los hechos y la superación
del subjetivismo y egocentrismo intelectual que marcaba momentos
anteriores. De esta forma, establecen la separación existente entre el
yo y el exterior, de cuyo contraste surgirá el nuevo conocimiento del
entorno.
- Desarrollan la capacidad de atención y observación.
- Poseen una gran curiosidad intelectual, que los
lleva a preguntar insistentemente "¿por qué?", hasta los siete años,
aproximadamente. Parece demostrado que estos "por qué" se encuentran a
mitad de camino entre la causa y la finalidad, siendo normalmente
satisfactoria cualquier contestación .
- Evolucionan en la función de representación,
llegando a la concepción del espacio y el tiempo, aunque de forma
elemental y ligada a sus experiencias mentales.
- Dominan la motricidad fina, el sentido de la
lateralidad, su propio esquema corporal, etc. Esto les facilita la
adquisición del aprendizaje lecto-escritor, fundamental para los
restantes y posteriores aprendizajes.
- Desarrollan funcionalmente el lenguaje, que influye de modo determinante en la estructuración de su pensamiento.
- Se desenvuelven básicamente en la vida social, pues
ya disponen de los hábitos necesarios para ella. Entienden y respetan
las normas de convivencia.
- Amplían su proceso de socialización: se relacionan
con los demás respetando reglas, son capaces de escuchar a los otros,
pueden colaborar en el trabajo, etc.
- Responden positivamente a la emulación.
- Evolucionan hacia posturas de autonomía moral,
aunque todavía fuertemente condicionados por la heteronomía de sus
sentimientos en este campo.
Los rasgos destacados son bastante comunes, a pesar
de que pueden aparecer en mayor o menor grado, pues la evolución no
supone saltos bruscos de un estadio a otro, sino la maduración paulatina
dentro del marco de un todo continuo, y cada sujeto progresa en función
de muchos y muy complejos condicionantes, tanto externos como internos.
Por ello, el profesorado deberá esforzarse en
conocer individualmente a cada uno de sus alumnos y alumnas, pues del
momento evolutivo en que se encuentren dependerá lo adecuado de un
planteamiento didáctico u otro en el aula, para alcanzar los objetivos
propuestos en este primer ciclo.
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